viernes, 28 de septiembre de 2018

Algunos buenos principios


Podría centrar este post en acontecimientos recientes, como la eterna crisis de gobierno en la que vive sumido el Ejecutivo de Pedro Sánchez casi desde el minuto uno (Máxim se fue el día 6), pero realmente hay errores que se cometen una y otra vez por parte de nuestra clase política, independientemente del espectro político al que pertenezcan.

Ya he tratado anteriormente la mala praxis de un equipo de comunicación, en este caso el de la Delegación de Gobierno en Cantabria y unos tweets con faltas de ortografía. Sea cual sea el origen de una crisis de comunicación, unos simples tweets o unas escuchas ilegales, vemos en demasiadas ocasiones que se repiten 'tics' como la improvisación, la dilación en los plazos para salir a responder, las medias verdades, la incapacidad para llevar la iniciativa, en definitiva lo evidente, la falta de una hoja de ruta para pilotar una situación de crisis.




No comunicar nunca puede ser una opción, aunque el no comunicar es ya una forma de comunicar, muy negativa, y te deja totalmente en manos de tus adversarios (políticos) así como de 'la canalla periodística', que ahora con este gobierno hemos descubierto que igual tiene demasiada libertad de expresión (vaya cosas hay que leer). Ese es otro error por cierto, demonizar a los medios de comunicación nunca es una buena estrategia ya que en el mejor de los casos habrá solidaridad de todos los que pertenezcan al mismo espectro editorial que el aludido. Habrá ocasiones en que directamente la profesión se exprese con una sola voz defendiendo al medio o medios atacados, con lo que el problema lejos de minimizarse se hará más grande y tendrá más eco.

Hemos tenido casos muy recientes, que han afectado tanto al PP como al PSOE, en los que se ha intentado parar el primer impacto con medias verdades, la peor opción. Lo es porque en un mundo tan interconectado y con tantos datos a disposición de quien sepa buscarlos, al final la verdad acaba resplandeciendo, y si hemos optado por una media verdad acabaremos quedando como unos completos mentirosos. La técnica se ha repetido hasta la saciedad en cada uno de esos casos que seguro tenemos todos en mente;

- El primer día un titular impactante (el cebo) al que se hace frente con una no respuesta o una respuesta con medias verdades

- El segundo día más datos (la crisis), y empiezan los problemas serios, bien porque se sale con 48 horas de retraso, o bien porque las medias verdades del día anterior quedan en evidencia

- Y ya el tercer día una información que recoge todas las contradicciones con más datos que nos dejan aún más en evidencia. Estamos muertos.




Quizás el único consuelo, si es que lo puede haber después de una crisis de comunicación mal gestionada, es que el consumo de información es tan grande hoy en día que los temas se quedan viejos en apenas tres días (en el mejor de los casos). Es un consuelo pequeño cuando realmente tienes razón y pruebas suficientes para demostrar que lo que se ha dicho de ti no es cierto, pero no has sabido expresarlo. El consuelo es mucho más grande cuando eres culpable y noticias más graves acaban tapando tu escándalo, que de eso también hay. 

Precisamente para hacer ese seguimiento y ser notarios de la actualidad están los medios de comunicación. Los buenos, los malos y los regulares, independientemente de su línea editorial. Hoy en día hay quien parece olvidarlo, sin periodismo no hay democracia, y para que haya periodismo la libertad de expresión debe estar protegida y no cuestionada desde los poderes públicos.

Tiene tela que tengamos que recordar estas cosas bien entrado el siglo XXI.


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