miércoles, 19 de septiembre de 2018

Y encima sale gratis


Hay veces que por muy mal que hagas las cosas, por mucho que bordees la ley, y a pesar de que haya luz y taquígrafos dando fe de todo, hay actuaciones que salen prácticamente gratis. Normalmente es algo que sucede mucho en política y muy en especial dentro de las cámaras legislativas, esos lugares donde se decide gran parte de nuestras vidas, la legislación que regula nuestra convivencia.



Sin embargo no es menos cierto que la inmensa mayoría de los ciudadanos ni sabe lo que pasa dentro de los parlamentos, ni está realmente interesado. A ello se une la poca especialización que existe en los medios serios para su cobertura, sobre todo en lugares pequeños como aquí, lo que provoca que muchas veces las cosas se cuenten sin el contexto adecuado (las generalizaciones acarrean injusticias, lo sé). Y como guinda del pastel una clase política que hace de esas lagunas de conocimiento el perfecto caldo de cultivo para enmarañar las cosas con medias verdades. Bueno, hay casos en el que no hace falta. A veces te saltas todos los principios de la buena práctica parlamentaria delante de todo el mundo, y apenas pasa nada, porque a la mayoría de la gente o le da igual o directamente no entiende qué es lo que ha pasado. 

Seguimos con el culebrón del SCS, el Servicio Cántabro de Salud, que ha escrito este verano algunos nuevos capítulos que a pesar de su interés, permanecían hasta hace unas horas en la categoría de "inéditos". Sí, había unos informes y unas alegaciones que desde hace meses estamos esperando conocer, especialmente los que vivimos en el microcosmos de la política, con el objetivo de traducir eso al común de los mortales. Sí, al final esto se trata de trasladar a la opinión pública que hay cosas que se han hecho mal, que alguno se lo ha llevado calentito, y todo ello con la mirada esquiva de Revilla, que ejerce de Robin de los Bosques al sur de Campoo, pero que cuando anda por la tierruca parece más bien el Príncipe de los Ladrones.



En el último pleno, donde el presidente tuvo que comparecer para hablar del SCS, se subió a la tribuna esgrimiendo un informe de Intervención, que llevábamos meses esperando conocer, y que tal y como reconoció él mismo estaba en su poder desde la semana pasada. Es decir, llegaba al debate contando con información privilegiada (él y algunos diputados que sostienen a su Gobierno), mientras que entre las filas de la oposición se contaba con el arsenal ya conocido, la ristra de irregularidades que se vienen denunciando desde el mes de abril y que ya se han llevado por delante a dos altos cargos del SCS.



El pleno fue el lunes 17 a las 16:00. El informe ha llegado al Parlamento ayer martes 18 , a las 13:48, pero Revilla ya no tendrá que subir a la tribuna a explicar algunas cosas muy interesantes que poco a poco iremos conociendo (son más de 300 páginas). Estas trampas son una falta de respeto al Parlamento y a los representantes de los ciudadanos, los diputados, aunque no es menos cierto que esta trifulca parlamentaria poco importa fuera de estos muros de San Rafael. Esto sale gratis.

Posiblemente lo que cuenta el informe, no. 

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