lunes, 2 de julio de 2018

Predicar y participar


No hablaremos de dar trigo porque eso, sinceramente, está sólo para los elegidos. Sin embargo en este país nuestro lo de predicar es deporte nacional, ni siquiera hace falta tener púlpito o tribuna parlamentaria. Hombre, hombre, que tenemos Twitter también.

Y luego eso de participar, lo que tanto decimos que queremos hacer hasta el momento en el que nos dicen que lo hagamos y, cosas de la vida, siempre tenemos algo mejor que hacer. Sea como fuere, la semana pasada se ha aprobado en Cantabria un proyecto de ley para rebajar los requisitos de la iniciativa legislativa popular. 

Ya no se necesitan 10.000 firmas, ahora son 5.000, se amplía sin embargo el tiempo para su recogida, de 3 a 6 meses. Junto a ello se han actualizado los requisitos y sobre todo se han tenido en cuenta las nuevas tecnologías. Además, los promotores podrán jugar a ser diputados, sin serlo, compareciendo en sede parlamentaria para exponer sus argumentos.

Es un debate curioso este de la participación ciudadana, cuando hay que recordar que ya hay unos señores que cobran por ejercer esa representación, sí, sí, efectivamente, porque los diputados (aunque algunos cuando no lo eran dijeran lo contrario) son los que nos representan. Es más, existen cauces de sobra para contactar con ellos de forma individual o incluso colectiva, que dicho sea de paso, es a lo que dedican gran parte de su tiempo, a recibir a personas y colectivos que les transmiten sus problemas.

Luego ya es cosa del grupo parlamentario de turno que la propuesta encaje en su programa o en su concepción de la sociedad, y que se quiera ir un paso más allá. Es más, a poco que haya 'una poca de gente detrás' y no tienen que ser 5.000 ni 500 si me apuras, normalmente estas cuestiones acaban llegando a los plenos. Lo habitual es que sea de manos de la oposición, que sobre todo en estos casos está para predicar y predicar. Y el Gobierno a buscar el trigo.

En Cantabria además, aunque es muy poco conocida, existe una herramienta de participación en la elaboración de las leyes que se llama 'Parlamento Abierto'. La pusimos en marcha la pasada legislatura. Lo cierto es que la falta de apoyo por parte de los grupos parlamentarios y los medios de comunicación le han hecho dormir el sueño de los justos. Como nadie habla de ella, nadie sabe que existe.

Únicamente exige registrarse en la web del Parlamento y a continuación no es más que mirarse los textos legales y hacer propuestas. El sistema permite que todas aquellas propuestas que se hagan lleguen directas a los grupos parlamentarios. Una vez recibidas las pueden debatir en público en el mismo chat de la aplicación, o contactar vía email con el interesado para continuar el debate y quien sabe si incluso cerrar una cita en persona para charlar más tranquilamente.

Creo que nos queda mucho mucho camino por recorrer aún en términos de participación en la vida pública, y quizás Parlamento Abierto, como otras cosas en la anterior legislatura, quizás fue demasiado por delante de la sociedad y de los propios medios de comunicación, que apenas le prestaron interés.

Así que obviando que también plataformas como Change.org llegan, cuando menos, a mediatizar a los políticos al juntar unos cientos de firmas, con peticiones que te llegan por whatsapp y redes sociales, demos una oportunidad a esta ley para mejorar la participación. 

Veremos en qué queda tras el debate que, imagino, tendrá lugar en el próximo periodo de sesiones, el último que se desarrollará en su totalidad, ya que al final del primer trimestre de 2019 cerraremos San Rafael y nos tiraremos a la carretera en busca del voto autonómico.


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