miércoles, 4 de julio de 2018

Entremeses veraniegos


No serán los últimos y de hecho al ritmo que avanza la actualidad, con un escándalo/crisis/noticiadelsiglo cada seis horas, posiblemente esto de lo que les hablo ya a más de uno se le habrá quedado viejo. Son tres historias de las últimas horas que no tienen demasiado que ver entre sí pero que comparten un nexo común, la comunicación, la buena y la aparentemente buena.

La primera es la historia de María Gómez, una periodista que a estas alturas conoce todo el país por su polémica sobre el acoso, el sexismo, el machismo, el feminismo y otros seísmos. Muchos madridistas ya la habíamos visto con Miki Nadal en '90 minuti', un programa de Real Madrid Televisión que aunque nunca me he tragado entero sí que he visto a ratos entre zapping y zapping.

Poco más sabía de ella hasta que la vi con Mediaset en las retransmisiones del Mundial de Rusia. No me extrañó verla en un evento relacionado con el fútbol por lo que acabo de comentar hace unas líneas, y sinceramente, no le di mayor importancia. Da bien en cámara (que no es lo mismo que ser guapa, que también lo es), espontánea, espabilada... 

En esta época de la información instantánea en todos los formatos imaginables, habíamos podido ver en redes y digitales que tanto ella como otras compañeras periodistas habían sido "molestadas", "acosadas"... mientras hacían su trabajo. En horas teníamos ya las imágenes, las tertulias, los tweets, los editoriales, y de paso también una "agria" polémica con otra compañera, Mónica Marchante, a la que se le atribuyen unas declaraciones cargando contra María Gómez por una serie de razones que no vienen demasiado al caso básicamente porque Marchante ya ha negado haber hablado de todo esto, al menos en público.

¿Con qué me quedo? No voy a entrar en el delicado y sobre todo extenso (y tenso) debate del feminismo o el machismo porque este blog no va de eso, prefiero quedarme con la reacción de María Gómez, que utilizando sus redes sociales ha explicado en un comunicado, que al menos en Twitter supera ya los 6000 RTs y los 15000 'me gusta', de donde viene, a qué fue, qué dijo, y algunos detalles menos conocidos de su historia con el chico que la llamó "guapa" en un directo. 

En dicho escrito explica también cosas que no sabíamos, al menos yo, entre ellas que tiene dos carreras, que son una o dos carreras más de las que tienen muchos de los que la han criticado. Sí, para mí eso es importante. 

Me ha parecido una forma efectiva e inteligente de cerrar la polémica en la que como suele ocurrir muchas veces, empiezas teniendo a mucha gente a favor hasta que alguien encuentra o manipula algo que has dicho, y toda la gente que estaba a favor quiere lapidarte al amanecer. Sus explicaciones, aunque no las comparta al 100%, me han parecido suficientes, y si las queréis leer podéis pulsar AQUÍ




Luego está lo de Borrell. Es mi debilidad, lo siento. Digo que lo siento porque ahora en el Gobierno de Posturitas Sánchez lo suyo sería zurrarle, que para eso juega en el PSOE. Yo con Borrell no puedo, no puedo. Me gustaría, pero no me sale.

Lleva varios años partiéndose la cara con el independentismo, poniéndoles frente a sus contradicciones, y siempre con elegancia, muchos datos, y más inteligencia. Que no, que no puedo zurrarle a Borrell, que me gustaría, pero no puedo.

Muchos sabréis el antepenúltimo lío de Torra (es que después ha habido más) en Estados Unidos y su incidente con el embajador de España, Pedro Morenés. Borrell no ha concedido margen de duda alguno sobre su respaldo al embajador y sus palabras en defensa de España, cosa lógica pero que en los tiempos que vivimos se agradece. Ha hecho algo más, que es con lo que me quedo. Ha explicado algo que estoy convencido de que se ha hecho siempre (quiero pensar que sí porque lo contrario sería para exiliarse), me refiero a las instrucciones a todos los embajadores para que cuando se den situaciones así, y se darán, sepan lo que tienen que decir y sobre todo, que lo digan.



Lo que no se comunica no existe, y saber que al menos hay esa inquietud en nuestro ministerio de Exteriores, y que se hace algo para tratar de enfrentarse a los desbarres independentistas en su afán por dejarnos a la altura del betún, es de agradecer. Será una larga lucha en la que la que se debe incidir en la comunicación, en la buena comunicación, algo en lo que hay que reconocer que hemos concedido demasiada ventaja. Bienvenida sea la rectificación.


Y luego está Zuloaga, Pablo, nuestro nuevo delegado de Gobierno en Cantabria. Pablo es además secretario general del PSOE cántabro, y con él me pasa lo contrario que con Borrell, con él sí, con él no hay día en el que no me quede anonadado ante  semejante comediante.



A la izquierda la toma de posesión de su antecesor en 2011, Samuel Ruiz el acto se celebró en la Delegación de Gobierno. A la derecha, Pablo, y un montón de gente, y un paraninfo (medio vacío), y el despiporre, el boato y la pompa impropia de un cargo que no está para figurar, sino para estar en un segundo plano, que es lo que han hecho siempre los delegados de Gobierno.

Es cierto que se gana un pastón, al menos en comparación con las primeras autoridades de Cantabria, que son el presidente del Gobierno y la presidenta del Parlamento. Pero eso es lo de menos. Su papel real es muy secundario, o al menos hasta ahora ha sido así.

Con el despropósito de esta mañana ¿qué mensaje nos transmite Pablo? Pues que su hoja de ruta es seguir siendo el rey del mambo. Tiene una institución que le va a dar visibilidad, porque eso es así, y por lo que se ve también va a contar con presupuesto de sobra para montar saraos a mayor gloria de sí mismo.

Tiene una ventaja, y es que para el ciudadano medio el delegado de Gobierno es una figura política de escasa relevancia, que saben que está ahí pero no saben muy bien para qué. Esto de hoy, y el mismo hecho de que se nombre delegado de Gobierno al líder de un partido político, es de esas polémicas que quedan de puertas para dentro, para todos aquellos que conocemos el funcionamiento de las instituciones, para lo que están y para lo que no están. Eso sí, el ciudadano de a pie le verá a partir de ahora en todos los actos junto a Revilla, que es de lo que va esto. Y claro, en el protocolo ¿quién le va a negar la palabra al delegado de Gobierno si quiere dirigirse a la concurrencia?

No es menos cierto que ese supuesto papel de transmisor de las necesidades de los cántabros a La Moncloa es algo que no le corresponde a él, sino a Revilla, que también es verdad que ahora, sin Rajoy, está ya un poco, bueno no, más bien bastante desganado para meterse en esos líos.

No, un delegado de Gobierno, ni este ni ninguno, no se va a encadenar a ningún sitio para reivindicar nada, porque lo que están es para obedecer al Gobierno de España, que para eso le ponen ahí. Así que sólo nos queda ver el color del lacito que usará Pablo para vendernos las cosas de Posturitas Sánchez. Nos queda eso y un montón de risas.

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